sábado, 18 de abril de 2015

Aquí, metiendo datos

En esas tardes en las que me dejo consumir por mis pensamientos para no entregarme a un camino recto, me puse a pensar, "¿qué hago yo, en esa carrera?", "¿qué hago yo, pensando incluso en pasarme a física?"... A veces me da tristeza de darme cuenta como lentamente nos roban toda la alegría, toda la emoción, nos quitan el deseo de vivir nuestra carrera y no  lo digo por las tareas, lo digo porque poco a poco nos volvemos en esa imagen que todos pensamos cuando pensamos en un fracaso de felicidad, esa imagen de alguien metiendo datos a la computadora. Al final eso seremos.

Porque si es así, prefiero ser escritora y aunque tal vez no escriba bien o a nadie le interece lo que escriba, por lo menos seré libre, por lo menos no seré un fracaso de felicidad; pero luego viene ese grito que te dice, y te asusta, y al final de que te sirve ser feliz si no vas a poder vivir bien en este sistema, no sé, puede que tengan razón. Puede que al final se logre encontrar la libertad sentada en una silla que te la vendieron ahí.o la más comoda, metiendo datos en la fórmula de "cómo ser un buen científico"... Si por lo menos lo que nos dieran fuera una ecuación que nosotros tuvieramos que resolver, tal vez así sería más interesante, pero lo que nos dan es una hoja de cálculo con las fórmulas ya ingresadas, y ni las conoces, lista para ir metiendo datos, o cambiarlos y solo nos enseñan a entenderla.

No estoy inconforme con la vida, no estoy molesta por el sistema ( que tampoco es que maneje al 100% el concepto de el sistema en el que vivo), no estoy enojada con alguien ni mucho menos desesperada por curso, solo estoy triste. Me da tanta tristeza que cuando mi mente se resiste a ponerse límites y esquemas y logro ver de nuevo la vida con todas sus formas y sus posibles talveces, lo que logro ver, es lo triste que me estoy volviendo.

Lo más triste de ver lo que veo es que no soy tan fuerte como para verlo y termino mal por entregar mos empciones a a eso que no puedo cambiar, pero me da aliento de seguir viviendo porque sé que no lo puedo cambiar porque aún no he aprendido a cambiarlo, pero aprenderé y si no lo cambio yo, pues dejaré mis ideas regadas por ahí.

jueves, 2 de abril de 2015

Otra vez pero con más vitalidad

Estoy sola, aburrida, quiero hacer algo, por alguna razón estar en este lugar de poco a poco hace que me enfrente, a mi, a lo que escondo de mi, puede ser que sea cualquier cosa que yo quierq o tenga ganas de ser, pero entonces no tengo identidad, tal vez solo estoy interesada en adaptarme a mi entorno, como un camaleon que cambia de color en diferentes ocasiones. Tal vez solo necesito comenzar a despegarme de todo aquello que puede que me haga mal, no me hace mal estar con ellos pero tal vez podría estar sola para encontrarme, eso, eso haré. Algo me molesta, aún tengo una astilla en algún lugar de mi, duele, duele mucho esa espina, duele tanto que por mera protección te acostumbras y ya solo te molesta, no te duele, como antes, ahora te inquieta porque eso si sé que soy, soy inquieta, quiero saber muchas cosas, quiere entender muchas vosas pero de por alguna razón esa astilla hace que desconfie de mi... Es tanto que no puedo creer que entienda algo... Quiero entenderlo todo, quiero sentir una verdadera paz, una felicidad que no me dure solo un día, quiero respirar y no sentir ese montón de piedras en el bucho de mi alma... Quiero sentir esa fwlicidad que sentí mientras escribía la última oración. A esa felicidad me refiero, una felicidad que te hace sonreir porque simplemente si, quiero dejar de sentir esa tristeza que sentí al extrañar esaa felicidad que describí y que comencé a añorar cuando me di cuenta que me ha costado sentirla y la añoro tanto.... No sé que es lo que realmente quiero y necesito pero tal vez lo que más quiero es paz.
Paz que me cuesta tanto encontrar, que nunca he sentido, que creí que la tendría cuando él me dijo que por un momento unieramos nuestras vidas, no ocurrió, creí pero no pasó. No culpo a nadie, ni a mi, es que sé que incluso hay personas que pasan meditando años para encontrar esa paz...
Paz.

viernes, 6 de febrero de 2015

Alarma

Es solo que a veces cuesta ser feliz.
Te levantas por la mañana y no es por un gran deseo de empezar el día, es porque tu alarma suena y sabes que debes cumplir con la universidad, lo haces porque te está interesando el curso o porque, por el momento, simplemente algo tienes que hacer y "ser" en tu vida. Al salir de casa te mentalizas con que este día será especial porque no quieres que el sueño te arruine más de 12 horas de ese día, todo transcurre de manera especial y todo te empieza a salir bien, sientes que ya, que ya pasaste lo necesario para sonreir por el resto de tu año y disfrutas de saludar a tus amigos y a esa persona especial.
Durante el día te sorprendes de lo bien que te va y te sientes bien, recibes las sporpresas del día a día y todo bien hasta que entonces sales, sales de ese círculo por un momento, ni te das cuenta de lo que viste pero simplemente ya no quieres saber nada de nadie y prefieres hablarle a personas que no conoces porque así ellas no verán nada en ti. Todo empieza a ponerse mal, quieres escapar, ya no aguantas más, quieres gritar, quieres llorar, te mueres por un abrazo y no lo puedes pedir, tu día empieza a volverse una simple lágrima que no entiendes por qué está saliendo y la contienes y reprimes ese sentimiento hasta que comienzas a despejar tu mente, comienzas a confesarte lo que sientes y  lo que quieres, y piensas en esa persona especial que saludaste en la mañana porque tal vez lo único que necesitabas era decirle a esa persona especial que te sientes horriblemente mal y no lo lograste y ahora te sientes sola porque no eres capaz de expresar tu sentir, tal vez por pena, tal vez por verguenza o tal vez porque en tus recuerdos está que creciste jugando con muñecas y con tu amiga imaginaria. Puede ser incluso por orgullo, orgullo hacia todos, porque no vas a permitir que alguien te tenga lástima, lo odias.
A veces, de esas veces que no son de un momento equivalente a un corto lapso de tiempo, no comprendes lo que pasa a tu alrededor, a veces no logras ver lo esencial para sonreir, aveces sientes que nadie nunca te va a comprender pero para todo eso hay una solución... El problema es que no sé cual es.
Y si se asustan, y si te juzgan, y si te critican, solo diles.
Es solo que a veces cuesta ser feliz.

viernes, 5 de diciembre de 2014

Si

Entro al cuarto, al cuarto oscuro, al cuarto con doble cortina porque no quiero luz, algunos juegos necesitan mayor oscuridad. Entro y me encuentro con el desorden, el común desorden que solo con mover esto para acá y aquello para allá se soluciona. Me siento bien en ese desorden, pero al cerrar la puerta respiro, respiro profundamente porque nuevamente siento algo extraño, es feo y sin embargo me siento feliz de sentirlo, me siento feliz de sentirlo y sin embargo intento no dar riendas sueltas a ese sentir.
1 día es muy poco para extrañarlo así pero solo un día a pasado y recuerdo sus abrazos con mucha nostalgia, o como aquel primer abrazo que me dio. Yo abrazaba a cualquiera pero a él no me atrevía, se veía tan distante, tan lejano, tan imposible como sueño rosa que ya me había rendido pero bastó con hacerme la fuerte y demostrarle de alguna manera que yo estaba ahí deseado estar con él. Entendió muy bien cada mirada, cada sonrisa, cada broma estúpida que hacía, él entiende mis bromas, y entonces, muy a su manera, me lo dijo, sin ser literal él me dio la pauta para entrar a su vida y yo le respondí con la bienvenida a esta vida llena de mil y un pensamientos fugaz, pensamientos fugaz que él también capta, cacha y entiende.
Es demasiado poco para derramar una lágrima, ¿Cuan real será esa lágrima, que tan sana será?, no puedo dejar de pensar en todas esas cosas que siempre me atormentan y sin embargo ahora, que estoy bien, decidí escribirlo. No fue una angustia más.

Simple y sencillamente pensar en que no lo veré por tanto tiempo me hace pensar mucho en él, y a pesar que él, muy a su manera, me ha dicho, y no de manera literal, lo hermoso que es no idolatrar el momento. Intento no hacerlo para disfrutar de la realidad pero no se me olvida ni se me va de la mente lo hermoso que es estar con él. Chinga como nunca nadie me ha chingado pero nunca ha sido irrespetuoso, lo respetuoso que es no lo voy a olvidar porque a pesar de que yo le pedí que por un momento no lo fuera él me pidió perdón y sentía su miedo, sentía como él quería hacerlo pero quería demostrarme lo valiosa que soy.
Y si lo voy a extrañar más de lo que ya lo estoy extrañando y también, evito hablar con él para no recordarlo.

Pero al final estoy aquí sentada escribiendo sobre él y sobre como lo nuestro es lo más completo que he vivido por el momento.
Lo quiero, lo quiero más de lo que nosotros dos juntos lo podríamos imaginar. 

sábado, 8 de noviembre de 2014

Intentando ponerle nombre a algo nuevo parte I

No quiero que la vida me señale y califique, no quiero fingir una vez más que voy en contracorriente, suficiente tengo con los nudos en la mente como para apreciar la turbulencia que me creo.
No es por el tiempo ni por lo establecido, no es que me guarde cada cosa para luego materializarla, no, no es nada de eso, es que simplemente por primera vez siento cada paso como un alivio, como si la energía que se genera para dar ese paso se regrese por el impacto del mismo en la tierra.
Me bastó simple y sencillamente una vida que continua para aprender a estar en paz, pero nunca me imaginé que iba a ser todo tan pacífico como lo es.

sábado, 11 de octubre de 2014

¡Maldito mal de mierda!

Aveces siento como el aire de mi casa se vuelve pesado, el ambiente es oscuro, opaco, siento como me provoca una visión de tune, no me deja ver más allá.
Aveces ese aire pesado y opaco que se vive en mi casa cae sobre mi, me atormenta, me atosiga. ¿Quién soy yo para sentir este pésame?.
Cuando ese aire cae sobre mi mí mente comienza a cansarse, y como si fuera por efecto de la gravedad comienza a bajar por todo mi cuerpo, pero es en mi mente donde se queda.
¡Maldito encierro!
No lo vivo de mente, no lo vivo de libertad y sin embargo busco justificación, busco eso, esa maldita mierda. Esa misma maldita mierda me hace sentir el ambiente de mi casa tan pesado, y quiero explotar, y quiero que se salga ya.
¡No aguanto más!
Este maldito fantasma que se alimenta de mi energía, de mis recuerdos de mi vitalidad.



Pero hay algo que me relaja, ver como comienzan a aparecer las letras en mi pantalla mientras voy explotando de a poco. Explotar como la explosión de besos causada por la felicidad de conocerlo un poco es malo, malo para momentos así, sería un suicido o nuevas marcas en mi.

¿Por qué putas no puedo, por qué esto tiene que se tan tortuoso, por qué?
Si existiera un dios se le rezaría todas las noches por un fin a esto. En vez de eso le recé a la ciencia y me tomaba cada noche mi pastilla de la felicidad.

Todo va bien y sin embargo no puedo.


























Siempre debo recordar que el apoyo no lo puedo buscar en alguien más porque entonces sería un apoyo enfermo.
Debo superar esto sola porque nadie me puede ayudar, mi madre, mi padre, todos han intentado ayudarme pero lo siento tan falso como un abrazo de alguien que buscó apoyo enfermo en ti.


¡Maldito mal de mierda! 

domingo, 3 de agosto de 2014

Mi poncho:


Con el tiempo ese espacio que era "solo mio" se estaba volviendo mis pensamientos, dibujos amorfos, ojos por doquier, un orden horrible, en fin era mis pensamientos, pero algo había cambiado. Isabel entraba a su cuarto y algo no estaba bien, escapaba entonces, y era diario el que Isabel detestara ese espacio. Un día se dió cuenta que todo estaba tal y como ella quería, su escritorio donde su escritorio debía estar, su cama donde ella más le gustaba dormir, su armario oculto porque es algo de segundo plano, su cuarto era su cuarto, entonces ella decidió decorarlo con plantas, el verde le sentaba bien a tanto blanco pero... Algo volvia a cambiar. Isa estaba cansada, agotada, pensando solo en dormir y durmio pero en la madrugada algo pasó. Por la ventana entró una corriente de aire fria como comentario ácido de alguien sin expresión e Isa con temor se levanto, su cuerpo tapado por dos sábanas ya no era más que cubos de hielo. Asustada Isabel salió corriendo al lugar donde estaban los ponchos, tomó el primero que vio y lo acomodó amigablemente en su cama, se sonrió con satisfacción y se volvió a dormir, eso si, durmió como si nunca en su vida había provado la delicia de dormir.

Ahora Isabel cada vez que entra a su cuarto, cansada, feliz, triste y/o enojada vé su ponchito y todo vuelve a la normalidad, su cuarto de nuevo es su cuarto, sus emociones de nuevo se vuelven sus emociones, su  cama es su cama y su poncho, por extraño que parezca, la saluda con un abrazo imaginario de paz.

Pero que shuca es Isabel, nunca cambia su poncho... Mentira, cada semana lo lava y por dos días vuelve a pasar el helado relato.